¿Adiós a X en Brasil? Los brasileños no lo extrañan
En una sorprendente pero reveladora decisión judicial, el gigante sudamericano Brasil suspendió recientemente la plataforma de redes sociales X, antes conocida como Twitter. Esta decisión, que podría haber provocado una crisis en otro tiempo, apenas ha generado revuelo entre la mayoría de los brasileños.
¿Qué pasó con la plataforma que alguna vez fue el corazón de las conversaciones nacionales y el hervidero de discusiones políticas intensas? La respuesta parece ser simple: los brasileños ya habían abandonado X mucho antes de que la justicia interviniera.
El auge y caída de X en Brasil
Brasil fue uno de los primeros países en adoptar masivamente Twitter, y llegó a ser su mercado internacional más grande. Con más de 40 millones de usuarios en su apogeo, el país abrazó la plataforma como un foro crucial para el debate político, la organización de protestas y el intercambio cultural. Fue en Twitter donde se organizaron algunas de las mayores protestas de la última década, como las movilizaciones de 2013, y también donde figuras como el expresidente Jair Bolsonaro encontraron una voz amplificada.
Durante años, Twitter fue el epicentro de la vida pública digital en Brasil, un país con una cultura política vibrante y un interés por la actualidad que encontró en las redes sociales una plataforma ideal para expresarse. Sin embargo, con el paso del tiempo, el atractivo de la plataforma comenzó a desvanecerse. Según un estudio del Instituto para la Democracia y la Democratización de la Comunicación, en 2022 solo el 3% de los brasileños consideraba Twitter como su fuente preferida para informarse sobre política.
¿Qué pasó en esos años? Parte de la respuesta está en la llegada de nuevas plataformas que comenzaron a disputar la atención de los usuarios. WhatsApp, Instagram e incluso la plataforma china Kwai se hicieron cada vez más populares, atrayendo a un público más amplio y diversificado. En paralelo, la conversación en Twitter se volvió menos interesante y más polarizada, haciendo que muchos usuarios migraran a otros espacios digitales.
La llegada de Elon Musk y el declive acelerado
Cuando Elon Musk compró Twitter en 2022, la plataforma ya había empezado a perder relevancia en Brasil. La adquisición por parte del multimillonario provocó una serie de cambios drásticos en la red social, desde la reintegración de usuarios previamente suspendidos hasta la modificación de los estándares de moderación de contenido. Estos movimientos, junto con el renombramiento a X, buscaron transformar la plataforma en lo que Musk llamó «una plaza pública global». Sin embargo, para muchos brasileños, estos cambios no resultaron atractivos.
De hecho, bajo la dirección de Musk, más de 2 millones de brasileños abandonaron X. En lugar de regresar a la plataforma, los usuarios brasileños han buscado alternativas. Bluesky, una red social creada por el fundador original de Twitter, Jack Dorsey, ha sido una de las opciones más elegidas. También ha habido una migración hacia Threads, la plataforma de Meta que también posee Instagram y WhatsApp. Todo esto ha contribuido a que la influencia de X en Brasil se haya reducido drásticamente.
La suspensión judicial y la respuesta de los brasileños
El punto culminante de esta saga llegó cuando el juez de la Corte Suprema de Brasil, Alexandre de Moraes, ordenó la suspensión de X en el país. Moraes, conocido por ser uno de los fiscales más agresivos en la lucha contra la desinformación, exigió que la plataforma bloqueara ciertas cuentas que, según él, estaban amenazando la democracia brasileña. Ante la negativa de Musk de designar un representante legal en Brasil para cumplir con las órdenes judiciales, el juez optó por suspender la plataforma.
La respuesta de Musk fue rápida y predecible: criticó a las autoridades brasileñas, defendió la libertad de expresión y se comprometió a resistir. «¡Viva la democracia!» tuiteó en portugués. «¡Viva un Brasil libre!» Sin embargo, a pesar de la retórica encendida, la realidad fue otra. Los brasileños, en su mayoría, no mostraron preocupación. De hecho, muchos ni siquiera notaron la suspensión.
Shirley Sampaio, una vendedora de joyas de 56 años, resumió el sentimiento general: «Si hubieran quitado Instagram o WhatsApp, eso sí dolería», dijo. «Pero la gente no usa X». Esta afirmación refleja un cambio profundo en las prioridades digitales de los brasileños. Las plataformas visuales y de mensajería han tomado el lugar de lo que alguna vez fue el bastión de las discusiones políticas y sociales en Brasil.
El impacto en las plataformas y el futuro de la gobernanza digital
La decisión de suspender X también tiene implicaciones más amplias para la gobernanza digital en Brasil. La Corte Suprema defendió su decisión al señalar la importancia de regular a los gigantes tecnológicos que monopolizan el poder en el ámbito digital. «La verdad es que la gobernanza digital pública es esencial en un dominio donde el poder está monopolizado y concentrado en las manos de pocas empresas», escribió el juez Flávio Dino.
Incluso Starlink, la empresa de internet satelital también propiedad de Musk, se vio atrapada en la controversia. Starlink intentó resistir la orden de suspensión, lo que llevó a la Agencia Nacional de Telecomunicaciones de Brasil (Anatel) a amenazar con retirar su licencia para operar en el país si no cumplía. Finalmente, Starlink cedió y bloqueó el acceso a X, aunque no sin emitir una dura crítica a lo que calificaron como la «grosera ilegalidad de la orden».
La migración hacia nuevas plataformas
En medio de todo esto, los usuarios más leales de X en Brasil han comenzado a explorar nuevas opciones. En el subreddit r/Twitter_Brasil, una comunidad dedicada a los usuarios de la plataforma, las conversaciones recientes giran en torno a la incertidumbre sobre el futuro de X en el país. Algunos lamentan la pérdida de lo que alguna vez fue un espacio vibrante para el debate, mientras que otros reconocen que ya era hora de pasar a otra cosa.
«Creo que ya he intentado abrir la aplicación cuatro veces solo hoy, olvidando que no está funcionando», dijo un usuario en la plataforma. «No creo que vuelva», agregó otro. Y quizás esa sea la realidad: la era de X en Brasil parece haber llegado a su fin.
¿Es este el final para X en Brasil?
Con la suspensión judicial, la falta de un representante legal y la migración masiva de usuarios hacia otras plataformas, la influencia de X en Brasil ha disminuido hasta casi desaparecer. A pesar de los esfuerzos de Musk por mantener la plataforma relevante, los brasileños han encontrado alternativas más atractivas y menos conflictivas. WhatsApp, Instagram y Threads se han consolidado como las nuevas plazas públicas digitales, mientras que X queda cada vez más relegada al olvido.
Es difícil imaginar un escenario en el que X recupere su antigua gloria en Brasil, pero lo cierto es que el panorama digital del país sigue evolucionando. Las lecciones de esta historia son claras: en un mundo donde las plataformas digitales tienen un poder inmenso, la regulación y la competencia pueden jugar un papel crucial para garantizar que los intereses de los usuarios sean protegidos. Y, por ahora, los brasileños parecen estar dispuestos a dejar atrás lo que alguna vez fue Twitter.
Fuente: The Washington Post